24 febrero, 2009

¿Qué se hizo de las tertulias?

No puedo decir que sea un bebedor. Por supuesto que he tenido mis épocas alcohólicas y, de vez en cuando, me tomo unas copas o me cojo una cogorza con las personas que me gustan (a lo que me ayuda mi excepcional aguante); pero es normal que pase semanas sin probar ni gota. Ni siquiera suelo beber con las comidas, aunque mi padre intentó inculcarme su esnobismo con los vinos.

      Por eso no encajo demasiado con esa legión de españoles para la que el alcohol es inseparable de la vida social. Ya he dicho que no le hago ascos a salir de vez en cuando; pero me es difícil relacionarme con quien no tiene formas de ocio que no incluyan un bar o un vaso delante (en otras drogas de acompañamiento ya ni entro). Empacha y aburre: borrachera los sábados, a cañas en el bar por la semana... Cualquier evento es la excusa para las cervecitas de antes, durante o después. Incluso algo como el deporte acaba en alcohol, porque el tercer tiempo de la pachanguita es en el bar. Tampoco es raro que choque con esta gente en la concepción misma de la amistad y la compañía: mientras que yo necesito tiempo para mí y busco la intimidad de unas pocas amistades, hay mucho picaflor que sufre verdadera intolerancia a la soledad (normalmente también al silencio) y al que le chifla tener cientos de conocidos y relaciones superficiales y pasajeras.

      He observado una pauta en esas pandillas de amigos que tienen su bar favorito: empiezan por tener una buena relación con el dueño (que fomenta como el empresario que es) y surge un amor que puede durar meses o años, hasta que una diferencia (suele ser económica) con los dueños o empleados se toma de manera personal y acaba en ruptura y con la mudanza del grupo a otro garito. El ciclo sigue: es fácil centrarse en otro de la ruta habitual, encontrar uno nuevo o retomar una relación vieja. El caso es tener siempre un bar. Si existiesen las condenas infernales, una de las peores para mí sería vivir convertido en uno de estos dueños y tener que poner buena cara, eternamente, a rebaños periódicos de pelmazos. Parece todo una degeneración de nuestras antiguas tertulias de café.

      Para mí, un pub, bar o cafetería es un sitio para visitar solo de vez en cuando y en el que te citas con amigos, no con su personal o los clientes asiduos. Me gusta poder charlar con quienes he quedado u hojear un periódico sin que me molesten, y me carga la manía extendidísima de sustituir la conversación por un intercambio de socarronerías. Por supuesto que he conocido a algunos dueños y habituales sin pretenderlo; pero procuro que mi relación no pase de los saludos y la educación imprescindible que se debe tener con alguien que tratas más o menos a menudo. Si en un local saben mi nombre, pretenden darme conversación o saben detalles de mi vida, sé que lo he frecuentado demasiado. Y si se toman confianzas molestas o se vuelven impertinentes, como pasa cada dos por tres sin que hayas dado el más mínimo pie, es el momento de alejarse con diplomacia.

      Después está la vida nocturna, casi siempre el segundo capítulo de lo anterior, que no es ya que no me guste, es que es más fácil ser testigo de un ovni que avistarme en el típico pub abarrotado y ruidoso que tantos se mueren por pisar. Aborrezco sobre todo la noche de ese tipo de gente que prolonga en ella una atmósfera social de instituto en la que son imposibles las relaciones normales y maduras (no hablo de los jóvenes que pasan una etapa, del copeo normal ni de alcohólicos o calaveras, que suelen ir a lo suyo). La afición a la noche es para ellos parte de una personalidad, que supongo heredada de la subcultura del rock, que pretende mantener para siempre ciertas actitudes asociadas a la juventud, para la que es muy importante dejarse ver y que suele exhibirse con un comportamiento «enrollado» o «auténtico», con sus preferencias musicales, una apariencia «cool», «alternativa»... o lo que toque según su moda. A veces forman claramente una tribu urbana. Cuando empiezan a asomar las canas, es ridículo y hasta patético.

      He visto demasiadas veces que no hacen grupos uniformes y sanos, sino jerarquías que van desde los prestigiosos a los «pringados», que, inexplicablemente, suelen aceptar su papel y no se largan a un entorno mejor aunque puedan escoger. Todo es una competición cínica en la que se hacen unos esfuerzos incomprensibles para conseguirse un hueco con la pose propia: ser el más carismático, el más triunfador, el más moderno, el más frívolo, el más torturado, el más fascinante, el más alocado, el más de izquierdas, el más de la clase obrera, el más intelectual, el más concienciado socialmente, el más «legal», el más espiritual a lo «new age», el más sensible con las minorías y hasta cosas raras como el más castizo, todo depende de lo que se valore. Mentir y fingir son el pan de cada día. Por ejemplo, yo he pillado a más de uno, de los que van de «culturetas» y «de letras», (incluido algún presunto intelectual) intentando apabullar con sus lecturas: «¿Que si he leído tal?, ¡claro, claro!», «¿Pero no has leído cual?, ¡indispensable!». Tiempo después, cuando pretendí intercambiar ideas recordando los mismos libros, se destapó el pegote, porque no los habían leído. Tienen suerte conmigo porque soy discreto y creo que ni se me nota una sonrisita cuando cazo al alguien. Si te haces el tonto en plan Colombo, te suelen servir en bandeja todo tipo de informaciones, la técnica hace especiales estragos con los bocazas.

      Como los adolescentes, es habitual que esta gente crea que lo que hace es el centro del universo y desprecie otras maneras de tomarse las cosas, ridiculizándolas, etiquetándolas de «vejez prematura», «aburguesamiento», «rutina gris», etc., como si solo los que hacen el fantasma de bar en bar supieran lo que es «vivir la vida». De hecho, si por casualidad conoces a alguno desde que era un chaval, te das cuenta de que se lo veía venir y de que todo sigue más o menos como entonces. Es como una especie de pubertad crónica que acaba empalmando con la crisis de los cuarenta.

      Viviendo en una de las ciudades de la movida, supongo que he tenido papeletas para acabar en este círculo vicioso; pero siempre lo he rechazado. Cuando no contaba ni veinte años, tuve un profesor de literatura que un día nos advirtió a los inteligentes, pero vagos, de la clase: «Debéis estudiar y trabajar. Si no trabajáis vuestras capacidades no acabaréis siendo nada más que filósofos de bar». Aunque nunca llegué a ser un buen estudiante, siempre me he tomado esas palabras muy en serio.

      Galdós decía que en las tertulias de los cafés españoles se podían oír «las cosas más necias y también las más sublimes» porque las frecuentaban tanto la chusma como la gente ilustrada. Yo me lo he pasado bien en bares y cafés; pero nunca he escuchado allí nada sublime, ni siquiera en mis años de estudiante en una ciudad universitaria, adonde llegué ingenuamente esperando encontrar tertulias. Alguna vez hubo una conversación con sus buenos momentos, y creo que soy generoso si digo que recuerdo dos o tres. Lo normal es que alguien pueda deslumbrar cuando es novedad; pero que aburra por repetitivo y superficial en cuanto se lo trata un poco.

      Y ¿qué se hjzo el contertulio?, las tertulias d´café ¿qué se hizieron? Mi insatisfacción la solucionaron en internet algunas listas de correo especializadas (todas «de ciencias», por cierto), donde tuve la suerte de codearme con cerebros estimulantes y pasar ratos de verdadero placer intelectual, antes de que el ruido, la mediocridad o la mezquindad las engulleran. Siempre surgen otras, pero ahora ya no tengo tiempo ni ganas. Una pena.

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21 comentario/s (feed de esta discusión):
Blogger Leónidas Kowalski de Arimatea escribió:

No sé cómo te has atrevido a publicar esto. ¡Provocador, que eres un provocador!

2/24/2009 04:32:00 p. m.  
Anonymous Anónimo escribió:

Los bares de copas son, sin duda, uno de los peores entornos que se me pueden ocurrir para relacionarse socialmente. Incluso una ciudad sometida a un bombardeo se me antoja más apropiada.

Tienen la ventaja, eso sí, de que la idiotez queda muy bien camuflada por el ruido de fondo.

¿Será ese el secreto de su éxito?

2/24/2009 06:58:00 p. m.  
Blogger Gerardo escribió:

Me alegra encontrar opiniones a favor de lo que pienso, la verdad es que creí que me lincharían (aunque aún estoy a tiempo).

2/24/2009 07:12:00 p. m.  
Blogger Leónidas Kowalski de Arimatea escribió:

Gerardo, nadie va a lincharte. El texto es provocador, sí, pero tienes que darte cuenta de que está publicado en BV, y estoy seguro de que tus lectores habituales no coinciden con el tipo de personas que describes, por lo que nadie se sentirá molesto. Si alguno de los que pintas pasa por aquí seguramente no se entere de nada, y si se entera no comentará porque escribir algo le cuesta mucho a ese tipo de individuos.

Ya veremos.

2/24/2009 07:53:00 p. m.  
Blogger Javi escribió:

Vaya, y tu te consideras provocador. Tranqui, Gerardo, que ya está Leonidas para desviar los linchamientos a su persona.

Pero no lo puedo negar, me encata. Cualquiera que se ofenda por esto, necesita, con auténtica urgencia, una visita al psicólogo.

2/24/2009 08:18:00 p. m.  
Anonymous Anónimo escribió:

Ummmm ¿Qué se hizo de las tertulias de café de antaño? Pues además de tener dudas de que fueran realmente tan interesantes como nos las quieren "vender" (la visión nostálgica del pasado y tal y tal) lo que me preguntaría es dónde están aquellos tertulianos. ¿Qué personajes hay hoy que podamos comparar con los Galdós, Valle-Inclán, Gómez de la Serna...?

Por otra parte, cada vez hablamos peor así que es lógico que las tertulias se resientan de que la mayoría de las personas sea incapaz de hilar un discurso coherente.

Relacionado con lo anterior, por influjo de las "tertulias" de los medios de comunicación, las de los cafés se están convirtiendo en un espectáculo para el público, no en una forma de diálogo entre los contertulios (aunque las tertulias famosas siempre tuvieron algo de esto).

Malos tiempos para la palabra ;-)

2/25/2009 11:04:00 a. m.  
Blogger Gerardo escribió:

Sí, tienes razón, Leónidas, dudo que las personas que puedan sentirse aludidas lean un sitio como este. Y a los lectores habituales no debo temer ofenderlos con esto, por supuesto.

Inconformista, seguro que alguno se ofende; pero no puedo morderme la lengua por eso.

José Luis, yo supongo que hay intelectos a la altura de los de antes (que vemos con nostalgia también), pero es que no dan muchas ganas de bajar a la calle, últimamente. La verdad es que no sé si existe un bajón en las letras españolas o si la culpa es de las editoriales.

Me gustaría que hubiera una manera objetiva para saber si hay o no una decadencia, porque yo también creo percibirla a veces. Sin embargo, la universalización de la educación apunta a lo contrario, puede que solo nos estemos fosilizando.

2/25/2009 05:57:00 p. m.  
Anonymous Anónimo escribió:

Gerardo:

"José Luis, yo supongo que hay intelectos a la altura de los de antes (que vemos con nostalgia también), pero es que no dan muchas ganas de bajar a la calle, últimamente."

Incluso a nivel de formación intelectual gracias a la generalización de la educación superior, hoy estamos mucho mejor que a principios de siglo (de siglo pasado, claro) pero estaba pensando en personalidades. Lo que echo en falta es alguien que sea capaz de un absurdo semejante al de Valle-Inclán que exigió que le amputaran el brazo sin anestesia y que incluso se rapó las barbas para no perderse detalle de la operación y que después pretendía haber perdido el brazo en un duelo a sable por causa de una mujer. ¿Qué hay gente mejor formada intelectualmente? Sin duda, pero ¿dónde está el genio?

"La verdad es que no sé si existe un bajón en las letras españolas o si la culpa es de las editoriales."

Yo soy más pesimista, creo que la culpa es de la sociedad que se siente tranquila y a gusto con la mediocridad y no tolera la genialidad. Por ejemplo, hace un par de años se publicó una novela magistral "Fabulosas narraciones por historias". El autor escribió una gran obra, la editorial la reconoció como tal y la publicó, la crítica la elogió y el público la ignoró creando así un paralelismo entre la ficción y la realidad. En cambio "El código da Vinci" vendió millones de ejemplares y era una mierda.

"Me gustaría que hubiera una manera objetiva para saber si hay o no una decadencia, porque yo también creo percibirla a veces. Sin embargo, la universalización de la educación apunta a lo contrario, puede que solo nos estemos fosilizando."

Pues desde la mera subjetividad, cuando quiero disfrutar una lectura recurro a libros antiguos casi exclusivamente, pero también leo "La carretera" o "Ciudad de ladrones" y las disfruto. El problema es que cada vez menos libros recientes me gustan así que la decadencia para mí está clara.

2/25/2009 07:47:00 p. m.  
Anonymous Anónimo escribió:

Aquí otro lector típico de esos que comentan por ahí arriba. ¡Cagüen!, con las ganas que tenía de linchar a Gerardo...
En mi caso, y como contraste, mi hermano es especialmente prolífico en sus ocios nocturnos y posee una turbadora agenda de amistades superficiales. A él parece irle bien y es feliz; para mí es suficiente.
Sobre la decadencia, en fin, toda época es decadente, sólo tienes que preguntar al interlocutor correcto. Quizás ahora dicha percepción se tiene a edad más temprana porque las generaciones posteriores cada vez se parecen menos y están más desligadas de las anteriores, pero no deja de ser algo puramente subjetivo, como lo es el determinar qué es una genialidad o una gran obra.

2/26/2009 01:04:00 p. m.  
Blogger Leónidas Kowalski de Arimatea escribió:

Yo, a la vista de los comentarios, no me quiero callar alguna cosa aun a riesgo de meter la pata. Empiezo por lo que dice Psicopanadero:

[¡Cagüen!, con las ganas que tenía de linchar a Gerardo...]

¡Todos tenemos ganas de lincharlo, pero no da motivos el muy bribón! Es que es tan repugnantemente perfecto... No soy de poner emoticonos de esos o como se llamen, pero esta vez lo haré: :)

[mi hermano es especialmente prolífico en sus ocios nocturnos y posee una turbadora agenda de amistades superficiales]

Yo también fui prolífico en ocios nocturnos y amistades superficiales, de hecho conservo algunas. No están nada mal si es eso lo que buscas. A veces, si no tienes otra cosa y por circunstancias personales (desarraigo, introversión, desesperanza...) no crees que vayas a encontrar nada mejor, pues son un buen sucedáneo, y no pasa nada por ello. Lo malo es que haya gente que hace de esas amistades superficiales su mayor aspiración en cuanto a relaciones sociales.

Respecto a lo que dice José Luis Calvo:

[lo que me preguntaría es dónde están aquellos tertulianos. ¿Qué personajes hay hoy que podamos comparar con los Galdós, Valle-Inclán, Gómez de la Serna...?]

Pues hombre, no tuve la oportunidad de conversar con ninguno de esos tres que mencionas, y sólo he leído a dos de ellos (y poco), así que seguramente no soy quién para juzgar, pero me parece demasiado atrevido pensar que hoy en día no hay nadie con su calidad. Si hablamos de literatura hoy hay de todo, como también lo hubo antes; si hablamos de su interés como contertulios pues... me callo y que hable quien se tomó un café con ellos, que desde luego no fui yo, aunque parece que tú sí tuviste ese honor (no te hacía tan mayor, José Luis).

A mí eso de considerar por sistema a los clásicos (o a los "de antes") mejor que a los contemporáneos me suena a esnobismo y a facha cultureta.

2/27/2009 04:09:00 p. m.  
Anonymous Anónimo escribió:

Leónidas Kowalski de Arimatea:

"Pues hombre, no tuve la oportunidad de conversar con ninguno de esos tres que mencionas, y sólo he leído a dos de ellos (y poco), así que seguramente no soy quién para juzgar, pero me parece demasiado atrevido pensar que hoy en día no hay nadie con su calidad."

Vale, ¿quién tiene su calidad como contertulios?

"Si hablamos de literatura hoy hay de todo, como también lo hubo antes; si hablamos de su interés como contertulios pues... me callo y que hable quien se tomó un café con ellos, que desde luego no fui yo,"

Bueno, hay muchos libros en los que gente que sí los conoció recuerdan sus conversaciones, narran sus anécdotas... no es preciso el haber sido contertulios suyos para saber cómo eran, sencillamente geniales y eso es lo que echo de menos en esta generación, no el que sean mejores o peores escritores sino su capacidad de sorprender, de fabular, de inventar.

"aunque parece que tú sí tuviste ese honor (no te hacía tan mayor, José Luis)."

Ése es el don que tenemos todos los apasionados por la Historia, oímos hablar a los muertos sin ser médiums ;-)

"A mí eso de considerar por sistema a los clásicos (o a los "de antes") mejor que a los contemporáneos me suena a esnobismo y a facha cultureta."

Pues sí si fuera un sistema, pero de igual forma que digo que prefiero la literatura o el cine no contemporáneo (como generalización que sé es injusta), encuentro que el cómic o la televisión atraviesan hoy su edad de oro así que no me siento atado por la nostalgia cultural ;-) Sencillamente no puedo creerme esas historietas de que todas las épocas son iguales, que todo es un conflicto generacional... que prescinden de que realmente hay épocas que ven grandes producciones literarias (por ejemplo) y otras que no. Para que nadie piense que es una cuestión de hoy vs. ayer, comparen la literatura española entre 1750-1850 y 1850-1950 a ver si les parece que ambos periodos fueron igualmente fértiles o que el más antiguo fue mejor que el más reciente ;-)

2/27/2009 05:37:00 p. m.  
Blogger Gerardo escribió:

Uf, hacía tiempo que no recibía tanto comentario extenso y con argumentos, no doy abasto, os recuerdo que no tengo intenné. Paso al sistema de citar, que si no, imposible.

José Luis Calvo escribió: [Incluso a nivel de formación intelectual gracias a la generalización de la educación superior, hoy estamos mucho mejor que a principios de siglo (de siglo pasado, claro) pero estaba pensando en personalidades. Lo que echo en falta es alguien que sea capaz de un absurdo semejante al de Valle-Inclán que exigió que le amputaran el brazo sin anestesia y que incluso se rapó las barbas para no perderse detalle de la operación y que después pretendía haber perdido el brazo en un duelo a sable por causa de una mujer. ¿Qué hay gente mejor formada intelectualmente? Sin duda, pero ¿dónde está el genio?]

Yo no puedo contestarte a esto con seguridad; pero mi impresión es que la culpa es de las empresas que gestionan el arte, quizás en combinación con una vulgarización general de los gustos debido a que ahora tenemos más gente educada y con la vagancia mental extendida por la facilidad de consumo de los medios audiovisuales (no soy un detractor, pero considero evidente que causan esto). Yo creo que tiene que haber buenos creadores, pero no son populares o están desperdiciados.

[Yo soy más pesimista, creo que la culpa es de la sociedad que se siente tranquila y a gusto con la mediocridad y no tolera la genialidad. Por ejemplo, hace un par de años se publicó una novela magistral "Fabulosas narraciones por historias". El autor escribió una gran obra, la editorial la reconoció como tal y la publicó, la crítica la elogió y el público la ignoró creando así un paralelismo entre la ficción y la realidad. En cambio "El código da Vinci" vendió millones de ejemplares y era una mierda.]

Bueno, pero eso en realidad siempre ha pasado. Yo también pienso que a veces sobrevaloramos el arte de una época pasada porque lo que nos llega es solo lo bueno ya filtrado por la crítica y los expertos. Así, el momento presente (y el actual más, con su producción inabarcable) nunca es comparable, siempre parece plagado de mediocridad. Pero cuando estudias en profundidad una época descubres que saliendo de los consagrados también hay malas obras. Los contemporáneos debieron de tener la misma impresión.

[Pues desde la mera subjetividad, cuando quiero disfrutar una lectura recurro a libros antiguos casi exclusivamente, pero también leo "La carretera" o "Ciudad de ladrones" y las disfruto. El problema es que cada vez menos libros recientes me gustan así que la decadencia para mí está clara.]

Dicho lo anterior, yo debo confesar que también leo casi solo clásicos. Hay suficientes para leerlos toda una vida sin acabarlos y poca vida para leer cosas malas. Mejor ir a lo garantizado. Y sí, normalmente cuando paso a lo moderno (por hacer caso a recomendaciones) no resiste la comparación, sobre todo porque al hacer esto estás acostumbrado a un nivel anormalmente alto; pero alguna gente se salva si no somos quisquillosos.

Psicopanadero: [Aquí otro lector típico de esos que comentan por ahí arriba. ¡Cagüen!, con las ganas que tenía de linchar a Gerardo...]

Una pelea en tanga en barro, no acepto otra cosa.
[En mi caso, y como contraste, mi hermano es especialmente prolífico en sus ocios nocturnos y posee una turbadora agenda de amistades superficiales. A él parece irle bien y es feliz; para mí es suficiente.]

Cada cual a lo suyo, claro, si no molesta a nadie, no hay nada que criticar. Solo expreso que es más probable que me lleve bien contigo que con él.

[Sobre la decadencia, en fin, toda época es decadente, sólo tienes que preguntar al interlocutor correcto. Quizás ahora dicha percepción se tiene a edad más temprana porque las generaciones posteriores cada vez se parecen menos y están más desligadas de las anteriores, pero no deja de ser algo puramente subjetivo, como lo es el determinar qué es una genialidad o una gran obra.]

Aquí no estoy tan de acuerdo dependiendo de lo que hayas querido decir. No sé si has querido decir que diferenciar una genialidad de una gran obra es lo subjetivo, que creo que sí, o si has querido decir que lo que es subjetivo es la misma etiqueta de gran obra o genialidad. Si has dicho lo último, tengo que decir que la calidad de una obra no se juzga solo subjetivamente, sino que existen unos criterios objetivos que los expertos de ese arte usan (los de verdad, no los que escriben en Babelia). Es lo que hacen los filólogos con la literatura, por ejemplo. Pueden desconocerse obras, pero es raro que, pasado un tiempo, no queden todos en su sitio.

Leónidas Kowalski de Arimatea: [¡Todos tenemos ganas de lincharlo, pero no da motivos el muy bribón! Es que es tan repugnantemente perfecto... No soy de poner emoticonos de esos o como se llamen, pero esta vez lo haré: :)]

Yo también odio los emoticonos y estuve una temporada negándome a usarlos y todo, pero al final los uso. En internet hay que pasar por el aro o puedes crear confusiones, es parte del registro. Y deja de decir esas cosas que sabes que me incomodo. No quiero halagos, ¡quiero pasta!, ¡hagan clic en mis anuncios, amigos!

[Yo también fui prolífico en ocios nocturnos y amistades superficiales, de hecho conservo algunas. No están nada mal si es eso lo que buscas. A veces, si no tienes otra cosa y por circunstancias personales (desarraigo, introversión, desesperanza...) no crees que vayas a encontrar nada mejor, pues son un buen sucedáneo, y no pasa nada por ello. Lo malo es que haya gente que hace de esas amistades superficiales su mayor aspiración en cuanto a relaciones sociales.]

Yo incluso en mis años locos he tirado hacia sitios en los que se pudiera hablar y con un grupo fijo, nunca he sido de buscar nada fuera del grupo con el que iba (ni siquiera para "alegrar la vista", que es algo que se hace mucho). Soy de divertirme con la gente con la que salgo. No quiero decir que no pueda conocer a alguien estupendo, claro que me ha pasado; pero accidentalmente. Supongo que soy poco sociable para lo normal en España.

[A mí eso de considerar por sistema a los clásicos (o a los "de antes") mejor que a los contemporáneos me suena a esnobismo y a facha cultureta.]

Ya conozco tu postura en este tema, te comprendo en tu recelo hacia el academiscismo (llamémoslo así), que muchas veces es molesto por su elitismo; pero también sabes soy más "academiscista" que tú (¡abajo Reverte!). Mi postura sobre esto más matizada la tienes más arriba en la respuesta a José Luis Calvo, al principio de este mismo comentario.

José Luis Calvo: [Pues sí si fuera un sistema, pero de igual forma que digo que prefiero la literatura o el cine no contemporáneo (como generalización que sé es injusta), encuentro que el cómic o la televisión atraviesan hoy su edad de oro así que no me siento atado por la nostalgia cultural ;-) Sencillamente no puedo creerme esas historietas de que todas las épocas son iguales, que todo es un conflicto generacional... que prescinden de que realmente hay épocas que ven grandes producciones literarias (por ejemplo) y otras que no. Para que nadie piense que es una cuestión de hoy vs. ayer, comparen la literatura española entre 1750-1850 y 1850-1950 a ver si les parece que ambos periodos fueron igualmente fértiles o que el más antiguo fue mejor que el más reciente ;-)]

Pues 1950-2009... A mí se me ha dado por pensar (cuando me pongo estupendo) si podríamos estar en una época de crisis y que cuando todo toque fondo, si no lo estamos haciendo ya, vendrá algo nuevo, la reacción a lo actual, que parece agotarse. Eso si los movimientos artísticos aún pueden existir. Ahí tenemos a los stuckistas en contra de esa plaga del abuso del arte conceptual y otras tomaduras de pelo; tienen su manifiesto y todo (manifiestos a estas alturas, hasta parece tierno).

¡Un saludo!

2/27/2009 08:04:00 p. m.  
Blogger Bayo escribió:

Hola:

Has representando tan bien mi pensamiento que estoy totalmente sorprendido.

Yo vivo en el otro extremo del mundo, y en mi pais pasa lo mismo. Casi lo único que escucho de otras personas, cuando quieren divertirse, es: "Juntémosnos a tomar". Mi persepción hacia estos comentarios es que la gente sólo se junta si hay alcohol.

Con respecto a esto último, yo me siento un "bicho" extraño, ya que mi intención principal es conversar, compartir y/o aprender con mis amigos, colegas de trabajo u otros.

Gracias Gerardo, me has asubido el ánimo con tu entrada.

Saludos.

Bayo

3/01/2009 02:12:00 a. m.  
Blogger Leónidas Kowalski de Arimatea escribió:

José Luis:

[Vale, ¿quién tiene su calidad como contertulios?]

Yo, por ejemplo. No, en serio, la verdad es que no tengo ni idea, pero insisto en que me parece muy osado creer que ya no los hay. ¿Qué motivos hay para creer que ahora, con más información y mayores conocimientos al alcance de todos, los pensadores sean más limitaditos? Ojo, que no digo que tenga razón, sino que me parece de un pesimismo exagerado lo que tú afirmas.

De todos modos, aunque os lleve la contraria (por entretenerme leyendo y aprendiendo con vuestras respuestas más que nada), soy consciente de que he leído demasiado poco como para opinar con un mínimo de solvencia.

Gerardo:

Sí, ya sé que tenemos diferentes preferencias literarias, por eso nunca me casaré contigo por más que me lo pidas.

Y ahora fíjate en el comentario de Bayo. A ese respecto te quiero decir que es un claro ejemplo de lo que pensamos muchos al leer entradas como esta, y que tú te preocupas demasiado temiendo ofender a alguien, cuando lo que haces más bien es poner palabras a los pensamientos de muchos.

3/01/2009 12:22:00 p. m.  
Anonymous Anónimo escribió:

¿Y no será que el medio ha cambiado? Simplemente se han trasladado a sitios como este, ya no son ante un café o la copita de orujo sino que se ha internacionalizado. Yo os tengo como contertulios, y aunque no suela participar os leo.
En cuanto a la literatura coincido con que las editoriales, hoy por hoy buscan un lector "consumista" no para que se entretenga esperando el metro sino por lo rentable, uno crítico y de calidad es minoría; los precios son excesivos y en cambio el porcentaje que se lleva el autor es irrisorio, si a pesar de la SGAE.
De los premios literarios mas conocidos ni mentarlos, la mediocridad es lo que impera.¿Como se ponen de acuerdo para escribir todos sobre lo mismo si son anónimos? por ejemplo ¿ como se entiende que este año "toque" guerra civil? el monotema llama la atención y aunque a veces traten asuntos de actualidad es sospechosa tanta coincidencia.
La falta de ideas se ve también en el cine, se hacen "remakes" constantemente, las películas de ahora nos sumergen en un cataclismo auditivo y para que van a tener dialogo…En la música tal cual, estribillo machacón …¿y el mensaje? aunque no sea de amor o sobre el arco iris.

3/01/2009 08:02:00 p. m.  
Blogger Leónidas Kowalski de Arimatea escribió:

Anónimo:

Pues oye... ¿qué hubiera sido de aquellos contertulios de café si entonces hubiera existido internet? Me parece una observación muy interesante, y te agradezco muchísimo que hayas llamado la atención sobre ese punto.

3/01/2009 11:54:00 p. m.  
Blogger Gerardo escribió:

Bayo: [Has representando tan bien mi pensamiento que estoy totalmente sorprendido. [...] Gracias Gerardo, me has subido el ánimo con tu entrada.]

Gracias, mejores elogios son difíciles.

Leónidas: [A ese respecto te quiero decir que es un claro ejemplo de lo que pensamos muchos al leer entradas como esta, y que tú te preocupas demasiado temiendo ofender a alguien, cuando lo que haces más bien es poner palabras a los pensamientos de muchos.]

Gracias también, tienes razón en que es inadmisible la autocensura. Mira dónde fue a salir una entrada en la que se ha comentado mucho e interesante. Hacía tiempo.

Anónimo: [¿Y no será que el medio ha cambiado? Simplemente se han trasladado a sitios como este, ya no son ante un café o la copita de orujo sino que se ha internacionalizado. Yo os tengo como contertulios, y aunque no suela participar os leo.]

A veces, a veces. Es lo que apuntaba en la entrada, que los contertulios ya no están en los cafés.

[En cuanto a la literatura coincido con que las editoriales, hoy por hoy buscan un lector "consumista" no para que se entretenga esperando el metro sino por lo rentable, uno crítico y de calidad es minoría; los precios son excesivos y en cambio el porcentaje que se lleva el autor es irrisorio, si a pesar de la SGAE.
De los premios literarios mas conocidos ni mentarlos, la mediocridad es lo que impera.¿Como se ponen de acuerdo para escribir todos sobre lo mismo si son anónimos? por ejemplo ¿ como se entiende que este año "toque" guerra civil? el monotema llama la atención y aunque a veces traten asuntos de actualidad es sospechosa tanta coincidencia.]

Es que los premios también están afectados por los intereses de las editoriales. Yo creo que el público también lee buena literatura si se le ofrece, hasta hace nada los grandes éxitos podían ser de Hemingway, Steinbeck, Delibes, Márquez...; por otra parte, no debe haber tampoco mucho genio sin descubrir, cuando podría usar internet para darse a conocer, aunque lo ignoren las editoriales. La verdad es que no puedo hacerme una opinión firme sobre este tema.

3/04/2009 01:33:00 p. m.  
Blogger Javi escribió:

Excelente tertulia la que sa ha montado, sí señor.

Jose Luis Calvo dijo, "Lo que echo en falta es alguien que sea capaz de un absurdo semejante al de Valle-Inclán que exigió que le amputaran el brazo sin anestesia y que incluso se rapó las barbas para no perderse detalle de la operación y que después pretendía haber perdido el brazo en un duelo a sable por causa de una mujer. ¿Qué hay gente mejor formada intelectualmente? Sin duda, pero ¿dónde está el genio?"

Pues perdoname, soy un ignorante completo sobre el Sr. Valle-Inclan, pero debo decir que semejante muestra de "genialidad", no me parece menos esperpéntica que aquel payaso mediático que hace unos años tiraba mierda al público en no recuerdo que programa televisivo. Aunque claro, quizá al literato se la perdonamos por haber inventado tal estilo ;)

En general, diría que en nuestra sociedad sobresalir es más complicado que en la sociedad nuevecentista. Se ha hecho de todo, mucho bueno y bien filtrado.

Me gusta poner el ejemplo con el rock español. Rosendo, Loquillo, Reveldes... grandes roqueros que aun aguantan y que los que aun intentamos parecerlo (pese a los años) admiramos. Y sin embargo, cuando comparo al Loquillo actual con "Fito y fitipaldis", no puedo evitar una lagrimilla nostálgica antes de reconocerme a mi mismo que el mito ha muerto y que el maestro ha sido superado por sus aprendices. Simplemente, el loco del Clot llegó en un momento en que no había nadie, como él mismo rezaba en cierta canción.

Se ha comentado por varios (creo que Gerardo, Leonidas y Psicopanadero) algo sobre la superficialidad de las amistades montadas en torno a la vida fiestera.

Hace años de aquello y me cuesta recoradarlo (y no sólo por los años, lo reconozco), pero tuve grandes amistades en aquella época. Amigos que se hubieran dejado romper la cara por mí y viceversa (y alguna ocasión tuvimos de demostrarlo) Supongo que catalogar a una persona de amigo es algo complicado. ¿En que criterio basarnos? Supongo que despues de tantos años sin siquiera saber de ellos, ahora se me podría decir que no lo serían tanto. Pero ¿acaso la efimeridad de un hecho lo hace menos hecho? Yo no lo diría con demasiada alegría.

En cualquier caso, estoy con el anónimo. He encontrado grandes contertulios en internet y si no lo hacemos en un café es porque no queremos. Y si ninguno de nosotros escribe un libro sobre ello y todo el mundo se entera, es simplemente, quizá, porque nos falta el arrojo, pues por aquí hay más de uno que si firmara un libro alguna vez, puede tener por seguro que ya ha vendido un ejemplar.

Gerardo dijo: "Inconformista, seguro que alguno se ofende; pero no puedo morderme la lengua por eso"

No Gerardo ni puedes ni debes morderte la lengua. Al contrario. Debías decirlo y me alegro de que lo hayas hecho. Y si alguien se ofende, dos piedras.

3/06/2009 05:33:00 p. m.  
Blogger Bosques escribió:

teniendo en cuenta tu opinión lo único que me sorprende es el nombre de tu blog: bajo el volcán, que es una novela que habla de los efectos del alcohol, del misterio sagrado de los bares y del milagro de los perdedores. no es por nada, algo no va bien en casa?

3/17/2009 06:41:00 a. m.  
Blogger Gerardo escribió:

Bajo el volcán no es en absoluto un libro de bares, como sabe cualquier lector competente que lo haya leído, y Lowry era alcohólico, pero tampoco un amante de la vida de bar, como sabe quien lo conozca algo.

Si seguimos tu razonamiento, si llego a llamar al blog Don Quijote de La Mancha, debería pasarme la vida peleando con molinos, por lo que veo.

¿Qué eres, un cultureta de bar picado?

3/18/2009 10:45:00 a. m.  
Blogger Kenia escribió:

En primer lugar, no creo que los bares de copas sean para gente que exclusivamente puede relacionarse ahí. A algunas personas entre las que me incluyo, nos gusta ese ambiente obscuro e íntimo que proporcionan este tipo de locales y sí señor, me gusta ir a bailar, me gusta tomar unas cervezas, conversar con desconocidos y también con conocidos, ya sean amigos o no, soltar algunas sonrisas indiscretas a algún mozo atractivo y por qué no, terminar la noche con él entre risas vino y sábanas húmedas.

Todas estas actividades que se desarrollan en pubs o discotecas suelen dar como resultado una enorme cantidad de conversaciones superfluas de entre las cuales se extraen con facilidad detalles interesantes y de las que a veces surgen amistades sin las cuales hoy no soy capaz de imaginar mi vida...

Pero el ser capaz de disfrutar de este ambiente no significa que no sea capaz también de disfrutar de otros lugares de encuentro u otras actividades o incluso de disfrutar en estos sitios sin tener que tomar nada alcohólico.

Estoy absolutamente convencida de que ni el señor Valle-Inclán ni ningún otro cuyas tertulias tanto admiráis, habría sido capaz ni antes ni por razones obvias muchísimo menos ahora, de mantener una conversación 100% interesante ¿De verdad pensáis que todo lo que nos llega de esta gente es TODO lo que dijeron? Es muy fácil sublimar a alguien cuando sólo se ve de él aquello que quiso que se viera... yo misma estoy obnubilada por esta enorme red recién descubierta de gente crítica y generalmente afín a mi pensamiento, pero estoy segura de que no siempre sois ni tan coherentes ni tan escépticos como aquí parece y no creo que eso sea malo, es simplemente normal.

No termino de entender a esta gente que pretende ser mejor que los demás en virtud de ciertas ideas que para ellos son superiores y que universalizan como si de leyes físicas se tratase y no me refiero a los creyentes de cualquier tipo de religión conocida (que bastante tienen ya con lo suyo) sino a los creyentes de religiones más sutiles que acaban cayendo en los mismos absolutismos sin darse cuenta. Quiero decir con eso que de tu escrito se desprende un cierto desprecio hacia esa gente que simplemente vive de un modo distinto al tuyo, no creo que sean peores, sólo son distintos. Cuando dices: “Como los adolescentes, es habitual que esta gente crea que lo que hace es el centro del universo y desprecie otras maneras de tomarse las cosas, ridiculizándolas, etiquetándolas de «vejez prematura», «aburguesamiento», «rutina gris», etc.” “De hecho, si por casualidad conoces a alguno desde que era un chaval, te das cuenta de que se lo veía venir y de que todo sigue más o menos como entonces. Es como una especie de pubertad crónica que acaba empalmando con la crisis de los cuarenta.”

¿No estás cayendo en la misma trampa? ¿No estás suponiendo que es mejor tu vida que la suya? Es sólo una reflexión...

En resumen:

1º Que ese ambiente es o puede ser positivo si se acude al mismo con buena disposición y sabiendo extraer lo bueno, que lo hay como en todas partes.
2º Que el hecho de disfrutar de los pubs, no implica no saber disfrutar de otras cosas.
3º Que seguramente los contertulios de antes también decían gilipolleces, aunque no nos hayan llegado y no tengamos modo de probarlo.
Y 4º que a veces cuando criticamos la intolerancia de otros estamos siendo igual de intolerantes.

P.D: Es un coñazo escribir en este cuadrito tan pequeño, ¿No se puede hacer más grande?

4/01/2009 05:49:00 p. m.  

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