Los orígenes del Rolex Submariner

    La originalidad consiste en el arte de ocultar tus fuentes, se suele atribuir a Einstein. Aunque no existen pruebas de que dijera tal cosa, es una buena cita para expresar la imposibilidad humana para la originalidad total.

En etología son conocidos los paralelismos que su fundador, Konrad Lorenz, veía entre la evolución biológica y la evolución cultural. La evolución por selección natural nunca crea nada desde cero, sino que actúa sobre elementos ya existentes, y Lorenz veía la misma limitación en la cultura humana: somos capaces de evolucionar una idea previa, una solución conocida; pero al innovar nos resulta casi imposible hacer borrón y cuenta nueva y afrontar un problema o idea desde cero, no podemos olvidar las soluciones previas y tenemos que trabajar sobre ellas.

En muchas ocasiones, esta imposibilidad para la innovación absoluta lastra ideas revolucionarias, por no ser capaces al principio de descartar las viejas soluciones, que se mezclan con las novedosas. Es en posteriores evoluciones de la idea cuando alguien lo ve claro y pule la revolución. Esto pasa en ciencia, en arte y literatura, tecnología… Por ejemplo, en mi campo, la literatura, al estudiar en profundidad las obras y conocer sus fuentes puedes comprobar como ninguna idea nueva surge de la nada, sino que es una suma de influencias.

El ejemplo del vagón de tren de pasajeros

    Konrad Lorenz llamó la atención sobre la pervivencia de vestigios de ideas previas en las innovaciones. Expuso el caso del vagón de tren de pasajeros, que se ideó como una variación de lo conocido, que era el coche de caballos.

Para la mente humana, la máquina de vapor sustituía al caballo como tracción, pero permanecía el coche. Por eso, en sus inicios, en el vagón de tren permanecieron vestigios del carruaje aun cuando no eran útiles o resultaban una mala idea en la nueva tecnología.

En este ejemplo señala la multiplicación de puertas en los vagones. Hoy en día, los vagones de tren tiene solo dos entradas por lado, pero los primeros tenían tantas entradas como habitáculos con asientos tenía el vagón, calcando el diseño de los coches de caballos. Incluso en los modelos que disponían ya de un pasillo interior, aunque supieron suprimir la multiplicación de puertas, persistía el diseño de las ventanas de los carruajes.

Los vestigios de diseño en las innovaciones siempre me han llamado mucho la atención y hasta he coleccionado objetos por ser casos del fenómeno. No me puedo resistir a mostrar unos de los que más me gustan, esta curiosa navaja suiza Wenger Pocket Grip, una torpe primera respuesta de los fabricantes de navajas suizas a la multiherramienta americana de Leatherman, que se basa en unos alicates con útiles en sus mangos.

Incapaces de abandonar su navaja suiza tradicional, la solución
de Wenger a la multiherramienta fue incrustarle unos alicates.

¿A que viene esta presentación que nada tiene que ver con los relojes? Me pareció necesaria para introducir este punto de vista. Debido a esta manera en que suelo observar las cosas he ido identificando algunas fuentes del desarrollo y diseño del Rolex Submariner y creo que exponerlas juntas puede dar un artículo interesante y distinto. En realidad, no todas las fuentes que menciono lo son exactamente del Submariner, sino que algunas son compartidas por otros modelos de la marca o por los relojes deportivos o de submarinismo en general; pero habría sido un pecado desperdiciar usar como hilo conductor uno de los relojes más famosos y deseados. Así que vamos allá, prepárate para un poco de historia de la relojería: ¿cómo se llegó a la creación del Rolex Submariner?

La caja Borgel

Reloj de trinchera de la Primera
Guerra Mundial con caja Borgel.

    Aunque a simple vista pueda pensarse que no se parecen en nada, el reloj al que más deben el Submariner y la propia Rolex es seguramente al reloj de trinchera con caja Borgel. La caja original Oyster de Rolex, una de las primeras sumergibles, es casi idéntica a la diseñada por François Borgel, que era de lo mejor de su tiempo, muy popular y que, a su vez, incorporaba innovaciones y mejoras de sus predecesores, igual que Rolex fue mejorando y evolucionando su caja Oyster hasta llegar a la del Submariner lanzado en los años 50 del siglo XX.

La caja Borgel estaba elaborada con una precisión y calidad que, a pesar de no usar juntas ni corona roscada, la hacían resistente al polvo e incluso a una inmersión a poca profundidad. Se sabe que Borgel proporcionó cajas a Wilsdorf & Davis, la marca previa a Rolex, y se conservan cajas Borgel marcadas con el punzón W&D.

Si de esta colaboración surgió un permiso o compra de patentes, lo ignoro (de hecho, las patentes de Borgel ya habían expirado cuando se patentó la Oyster); pero la influencia de la caja Borgel en la Oyster es obvia. Aquí podemos ver el despiece de una caja Borgel.

Y en esta imagen de Rolex vemos el esquema de una caja original Oyster, origen del Submariner.

Como en los vagones de pasajeros de Lorenz, a pesar de los años de evolución, aún hoy podemos ver un elemento de la caja Borgel en los modelos de Rolex que tienen un bisel estriado.

Primer modelo Rolex con caja estanca Oyster.

Es un bonito ejemplo de vestigio que permanece solo como elemento estético, pues al dejarse de emplear biseles roscados a la caja, el estriado ha perdido su función y es solo decorativo.

Rolex Datejust actual con el característico bisel.

Hoy en día, las cajas de reloj montan un ajustado cristal que ya resulta hermético y solo usan roscada la tapa posterior.

La corona roscada

    El invento de la corona roscada, universal en el reloj de submarinismo moderno, se le debe al relojero americano Ezra C. Fitch de la Waltham Watch Company, que tuvo la idea de una variación de los relojes de explorador, que llevaban un tapón sobre la corona cual petacas de licor.

Reloj de explorador de bolsillo.

Ezra C. Fitch patentó en América en febrero de 1881 su idea, en la que la propia corona se roscaba en el reloj. Aquí tenemos la invención de la corona roscada.

También en 1881, solo unos meses después de la anterior, se publicó la patente de otro inventor americano llamado Almon Twing, un modelo totalmente funcional de corona roscada con embrague en la tija. Un embrague es indispensable para que la corona roscada sea práctica, ya que al roscar la corona se necesita que la tija se desconecte de ella para evitar daños al movimiento, como por ejemplo romper el muelle si hemos ya dado cuerda totalmente al reloj (o eso o esperar unas horas de marcha del reloj para poder roscar la corona). Aunque Twing se adelantó 45 años a la patente de Rolex, su invento quedó en el olvido y nunca se materializó.

El propio Hans Wildorf compró una de las patentes ajenas para una corona roscada, una idea de 1926 de Perregaux & Perret que resultó inviable y necesitó rehacerse.

La corona roscada que Hans Wilsdorf patentó un año después rediseñaba la invención y añadía la tija con embrague.

Explicar en detalle el funcionamiento y la necesidad de un embrague en la corona roscada exigiría seguramente un artículo independiente, pero al menos proporcionaré esta imagen animada de su funcionamiento en un reloj Seiko (que tomo prestada de Mark de Long Island Watch, un youtuber sobre relojes que da excelentes explicaciones técnicas).

Las agujas Mercedes

    ¿De dónde salen las peculiares manecillas de Rolex? En este punto seguimos bajo la influencia de los relojes de trinchera, pues las especificaciones ideales y el estándar militar exigían para ellos manecillas esqueletizadas en las que pudiera aplicarse pasta luminosa para la visión nocturna, a base de radio en ese momento. La solución de los relojes de trinchera fueron las agujas de catedral que tan de moda siguen hoy en los relojes elegantes y de aspecto retro.

Es clara la influencia de las agujas de los relojes de trinchera en Rolex, cuyas manecillas Mercedes son una estilización de las de catedral. De hecho, hay modelos antiguos de Rolex en los que podemos apreciar un paso intermedio entre el diseño de las agujas de catedral y el Mercedes actual.

En este raro Rolex cronógrafo Zerographe con bisel graduado, datado en 1937 y del que se sabe de escasos ejemplares y que no estuvo disponible al público, podemos ver unas manecillas intermedias entre las catedral y las Mercedes actuales.

La esfera de alta legibilidad

    Una de las exigencias del reloj de submarinismo es que se pueda leer en condiciones difíciles. Y seguimos sin salir del reloj de trinchera. Uno de los relojes de trinchera de dotación que conocemos es el del ejército inglés, que tenía la particularidad de una esfera de esmalte negro, aparte de los otros elementos de este tipo de relojes: de pulsera, caja estanca, cristal irrompible y agujas y numerales luminosos.

En Inglaterra se preocuparon también por dotar a los relojes de trinchera de una legibilidad mejorada, especialmente al comprobarse que en la oscuridad los numerales arábigos no presentaban una lectura clara. Se ofrecieron entonces relojes con los numerales sustituidos por puntos y símbolos. En este artículo de 1915 en el British Horological Journal se describe esta mejora de diseño.

Traducción parcial: El problema se resuelve reemplazando los números por signos. «12» es representado por un triángulo, «6» por un óvalo, mientras que «3» y «9» son reemplazados por una «T» y las horas intermedias son marcadas con puntos en vez de números.

El único ejemplo que encuentro en fotografía es este reloj de médico. Vemos que solo se necesitan evoluciones mínimas del diseño (como invertir el triángulo) para visualizar, en una esfera de esmalte negro, el patrón de una esfera actual de submarinismo, que muestro con dos arquetipos como el Rolex Submariner y el Blancpain Fifty Fathoms.

El alto contraste entre manecillas y numerales luminosos con un fondo negro, así como un triángulo para identificar rápidamente las doce, también lo podemos reconocer en los relojes de piloto, en los que el triángulo suele apuntar hacia arriba y puede ir acompañado también de dos puntos. Otros dos relojes prototípicos, unos flieger tipo A y B de la aviación alemana de la Segunda Guerra Mundial.

El movimiento automático

    Un movimiento automático es deseable en un reloj de submarinismo, ya que la carga automática evita tener que darle cuerda y así manipular lo menos posible la corona, que es un punto vulnerable de la estanqueidad. Aunque los movimientos automáticos existían desde el siglo XVIII, no fue hasta los años veinte del siglo pasado que llegaron a los relojes de pulsera. La marca Fortis presentó en el Basel Trade Fair de 1926 un reloj de pulsera automático producido en serie, el Harwood Automatic basado en las invenciones en que John Harwood trabajaba desde 1922. Era el sistema de los bumpers, una masa oscilante con un recorrido que no completa un giro y rebota en muelles.

Rolex inventó poco después la masa oscilante giratoria, a la que bautizaron perpetual rotor. Es famoso el encontronazo que tuvieron con John Harwood por atribuirse Rolex en su publicidad la invención del reloj automático. El conflicto se zanjó (imagino que abogados mediante) con unas disculpas públicas de Rolex y el reconocimiento en su publicidad a Harwood.

Aunque, curiosidad y picaresca empresarial, compruebo mientras escribo que hoy en día Rolex sigue atribuyéndose el mérito del reloj automático. Con un poco de ambigüedad en inglés, pero rotundo en castellano.

El bisel giratorio

    El bisel giratorio y graduado (una necesidad en el reloj de submarinismo para cronometrar las inmersiones) es una complicación que podemos datar en 1930, año en que Philip Van Horn Weems presenta un bisel bloqueable que permitía la navegación precisa para aviadores (su fecha de patente no la tengo clara).

En 1936 Longines fabricaba ya en número el Longines-Weems, tanto como reloj de dotación para el ejército americano como para el público. Algunos ven en este reloj el nacimiento del reloj herramienta moderno.

El reloj presentado en la revista Aviation de noviembre de 1937.

Una reseña del reloj en la revista Popular Aviation de diciembre de 1937, que recomienda el reloj también para entusiastas de la fotografía, deportistas, médicos y enfermeras.

El Weems tuvo un enorme éxito, fue usado por aviadores y ejércitos de todo el mundo y para cumplir con la demanda fue construido incluso por otras marcas como Zenith, Omega, LeCoultre y Movado.

Relojes Weems de la RAF de distintas
marcas en la Segunda Guerra Mundial.

A pesar de su popularidad, quizás el Weems no sea hoy en día tan conocido como el Longines Lindbergh Hour Angle Watch, que el famoso piloto desarrolló con Weems tras convencerse de la importancia de la navegación en su viaje trasatlántico de 1927.

Bocetos de Lindbergh para su reloj de navegación.

Lindbergh aprendió navegación con Weems y ambos colaboraron en el diseño de este reloj, que se empezó a comercializar en 1931.

Yo entiendo que el Longines Lindbergh Hour Angle Watch tuvo desde el principio un bisel graduado giratorio, lo que significaría que salió al mercado antes que el Weems.

Es en 1953 cuando Rolex introduce el bisel moderno en su modelo Turn-O-Graf, el cronógrafo más sencillo que haya habido (y que ya predice en su publicidad el uso actual más habitual del bisel de submarinismo… medir tiempos en la cocina).

El Turn-O-Graf es un precursor del Submariner y ya un reloj deportivo moderno. El bisel graduado giratorio es una herramienta muy práctica para medir el tiempo cuando no se necesita una precisión de segundos, muy legible y que permite al reloj conservar un movimiento sencillo y resistente y una caja sin los puntos débiles en su estanqueidad que significarían unos pulsadores de cronógrafo.

El mismo año, junto al Blancpain Fifty Fathoms y el Zodiac Sea Wolf, hizo por fin su aparición el modelo de Rolex diseñado para la actividad subacuática, el Submariner. Todavía no tenía el bisel unidireccional que ahora es el estándar de los relojes de buzo, ya que no estuvo disponible hasta los años 80 del siglo XX en que expiró la patente de Blancpain. Su competidor Fifty Fathoms no tenía en cambio una corona roscada, al ser esta una patente de Rolex. Y el Sea Wolf de Zodiac, aunque era el de mayor resistencia a la profundidad, no tenía ninguna de ambas innovaciones. Los aficionados a los relojes tuvimos que esperar a que expiraran las patentes de todos para disfrutar de un reloj de submarinismo perfecto.

Algunas fuentes del artículo:

• https://www.vintagewatchstraps.com/index.php
• http://kkwatches.com/2669.html
• https://www.fratellowatches.com/tbt-john-harwood-and-the-worlds-first-automatic-wristwatch/
• https://www.watchtime.com/blog/dive-watch-wednesday-how-the-rotating-bezel-landed-on-the-dive-watch/
• https://www.yourwatchhub.com/longines/the-history-of-the-longines-lindbergh-hour-angle-watch/
• https://thespringbar.com/blogs/guides/why-weems-invented-the-rotating-bezel/

Soneto barroco en dodecasílabos

A una dama a la que le repugnó mi esmegma

Hoy me descuidas, Lisarda, y, cabizbajo,
desamparo, aún caliente, nuestro lecho
mientras me gritas (¡Qué roca el frío pecho!)
que me moje y enjabone mi colgajo.

¡Oh, brutísima ignorante!, a mi carajo
no ha nacido la persona con derecho
de tratarlo de tal modo ni aun un trecho;
le es indigno apelativo así de bajo.

Canoso gnomo de hatillos con esfera,
fungo ardiente de nival circuncisión,
cristalizado capullo en primavera,

bellota láctea, aulentísimo fresón,
un purpúreo polifemo es, que macera,
en los cauces prepuciales, requesón.

Como no conocéis mi lado sensible y poeta decidí que debía publicar este soneto que escribí hace años y que me reencontré hace poco. Es un soneto humorístico de estilo barroco. Adopté la composición al dodecasílabo porque todo el poema surgió de un verso que se me ocurrió y era imposible hacerlo endecasílabo. Premio para quien adivine qué verso dio origen al resto del poema.

Mini Trangia: copia con materiales caseros

Aquí os muestro un hornillo estilo Mini Trangia hecho con materiales caseros. En su elaboración han intervenido una Leatherman Charge y una Victorinox Swisschamp, como no podía ser menos.

Es bastante fácil de hacer. Con un hornillo de lata (ver aquí cómo se hacen http://zenstoves.net/LowPressure.htm) más un vaso de aluminio de acampada. Latas de bebida (comprobad con un imán que sean de aluminio), un vaso de aluminio de Decathlon, tijeras, alicates, un clavito, un dremel o parecido y una lima para quitar rebabas. Añadiendo un paravientos tendremos una estupenda cocinilla de alcohol.

No he hecho fotos de la construcción, espero que con estas imágenes os llegue para ver cómo se hace si alguien quiere hacerse uno. Solo hay que tomar medidas y listo (las mías aún se ven en las fotos, usé marcador permanente y no se limpia fácilmente).

Este sistema tiene de bueno que si hace mucho frío y el hornillo necesita precalentarse la base sirve de platillo iniciador donde echar el alcohol.